“La bruja fue diseñada para culpar a las mujeres de los miedos de los hombres"

Cultura | 26 de Abril de 2023 | por: Crónica

En esta novela nos sitúa en el virreinato del Perú, en 1623, cuando en el convento de Santa Clara, una novicia dio a luz a una horripilante bestia de dos cabezas, lengua bífida y ocho extremidades.

“Yo trabajo explorando los miedos, las cosas que nos dan miedo y los monstruos. Creo que los vampiros, fantasmas y hombres lobo no están en el mundo de la fantasía, creo que están dentro de nuestros corazones y la historia de nuestros países”, expresa el escritor Santiago Roncagliolo, en conversación por la reciente publicación de “El año en que nació el demonio” (Seix Barral, 2023).

En esta novela nos sitúa en el virreinato del Perú, en 1623, cuando en el convento de Santa Clara, una novicia dio a luz a una horripilante bestia de dos cabezas, lengua bífida y ocho extremidades.

El nacimiento del engendro coincide con la aparición en la capital de una mujer de nombre Rosa, quien, se dice, es capaz de hablar con Dios y con el Diablo y se convierte en objetivo del Santo Oficio, que no descansará hasta revelar su posible relación con el parto demoniaco.

En este contexto, Alonso Morales, un novato alguacil del Santo Oficio dará testimonio de la llegada del Maligno en tanto descubre cuán difícil es distinguir los caminos que separan el bien del mal.

Santiago Roncagliolo indica que, así como a menudo el imaginario de los monstruos sirve de soporte simbólico a los miedos de las sociedades, la figura de la bruja fue diseñada para culpar a las mujeres de los miedos de los hombres.

La novela.

La novela.

“Yo siempre estoy leyendo cosas horribles, me encanta, son las figuras que siempre estoy buscando, de dónde salen demonios vampiros y brujas, los inquisidores me parecen interesantes… a eso me dedico”, relata el autor.

“Encontré un manual de inquisidores, “Malleus Maleficarum” (El martillo de las brujas) que decía cosas como que si yaces con una bruja y no tienes potencia genital -una erección- no es culpa tuya, sino de la bruja; si te posee el demonio y engendras u niño en el vientre de una mujer, ese niño es hijo del demonio, no tuyo, etc.”, continúa.

También es algo que sigue ocurriendo. “Si una mujer es violada, todavía hay gente que piensa que es culpa de ella, por cómo iba vestida, y mucho de esto tiene que ver con el imaginario católico en que se nos echó del paraíso por culpa de Eva. Explorando el tema encontré este universo del siglo XVII en el que solo había 2 maneras de ser de una mujer: bruja o santa. Lo curioso es que las dos hacían más o menos lo mismo”.

Además de explorar temáticas entorno a la violencia contra las mujeres, Santiago Roncagliolo investigó el tiempo de la inquisición y le pareció que el siglo XVII es muy actual.

“Fui encontrando problemas similares a los de ahora. La corrupción en América Latina nace con los virreyes que traen a todo su séquito y que pueden ser 120 personas, quienes ocupan todos los cargos públicos. Todo mundo empieza a intentar que su hija se case porque la manera de acceder al poder no es el mérito, sino acercarte a una familia poderosa y esa corrupción sigue siendo actual”, resume el escritor.

Opina que, hoy en día la Inquisición ya no quema personas, pero la cultura de cancelación continúa con el espíritu de una nueva inquisición, pues implica “machacar o lapidar públicamente a alguien porque sus valores no te gustan”.

“Pueden ser horribles, sí, pero lo cierto es que por el hecho de que no te guste en una democracia no se elimina. Eso es un pensamiento anterior de una moral dominante que aplastará a quien esté en su contra. En la democracia, la gente que piensa distinto no es mala, solo piensa distinto y puedes debatir y convencer. En ese sentido, siento que este tiempo se parece al siglo XVII en muchos aspectos”, concluye.