Recuperar el espacio

Opinión | 10 de Abril de 2023 | por: Manu Vive por ciudades más humanas

Si los que conducen automóvil asumieran el hecho de que también ellos son peatones y que a la vuelta de la esquina puede estar un ser querido caminando, al que no quisieran que nadie le haga daño, la vida en las calles sería mucho más amable y lugar de convivencia, no de una lucha fratricida tratando de imponerse por la fuerza del más “poderoso".

Hace poco más de cien años el mundo se recorría caminando, a caballo o en carreta, el ferrocarril tenía unas décadas de dividir territorios con sus vías y aunque invadía espacios su presencia era aislada y focalizada, la ciudad aún le pertenecía a los de a pié, a ciclistas en algunas ciudades más que en otras y a jinetes o conductores de vehículos de tracción animal.

Al iniciar la fabricación de vehículos motorizaos, éstos poco a poco se abrieron paso entre una comunidad y otra e iniciaron a desplazar a carretas y coches de tracción animal. La audacia y el afán por la riqueza, aprovechando que los comerciantes y empresarios veían a los vehículos como generadores de prosperidad y por supuesto de  riqueza, fueron convenciendo a los gobernantes a cambiar por una carpeta asfáltica las calles empedradas o adoquinadas para brindar comodidad a los usuarios de sus vehículos y por consiguiente vender más y más vehículos.

Iniciaba la era del “automóvil” y con ello el inicio de las muertes por atropellamiento, hasta ese momento no tanto las muertes por colisión ya que los vehículos no desarrollaban altas  velocidades  aunque si representaron un grave peligro al ser humano por sus robustas y resistentes carrocería (los autos fueron pensados para proteger a sus ocupantes, más no a los peatones y menos aún a los animales que entonces se movían más por las calles y caminos)

Esta idea de que el vehículo motorizado traía progreso fue complementada con ofrecer status y poder a sus propietarios, así todo mundo demandó más y mejores caminos, convirtiendo a las ciudades en urbes de asfalto, ruido, contaminación, caos y muerte ya que por lógica del desarrollo tecnológico, la velocidad que los vehículos desarrollaban fue superior a 30 km/h, siendo esta la causa de muertes por atropellamiento.

La astucia de los fabricantes se dio a la tarea de llamarles “accidentes” a los siniestros viales que sus armatostes provocaban, ya que podían tener rechazo del consumidor sobre su,  hasta ese   momento ya creciente industria, dando origen a que, todo mundo viera a un hecho violento y hasta mortal, en una situación de mala suerte o infortunio. Deshumanizando la movilidad al grado de decir que “un auto atropelló a una persona” librando así la responsabilidad del conductor y este no se sintiera mal y comprara un nuevo vehículo.

Las ciudades crecieron a la par de la industria automotriz, modelando así la mentalidad de sus habitantes, al grado de pensar que poseer un auto era la meta para un futuro de prosperidad y un mejor lugar en la sociedad.

Esto nos trajo, pienso yo, a que la mayoría de los citadinos se sientan amos y señores de las calles, despreciando a peatones y ciclistas pues los sienten inferiores ya que piensan que no pueden comprar un auto. La soberbia y el clasismo se hiso más y más enfáticos, permeando a toda la sociedad al grado que todos añoran tener un auto, incluso antes que tener una casa, así podemos ver a una persona o familia que tiene un auto más caro que el departamento o casa que habita, aunque lo deje estacionado en la calle y se vea en graves dificultades para pagarlo.

Todo esto no sería tan grave si la sociedad hiciera consciencia EN que la ciudad y los caminos son de TODOS y que está por encima de cualquier cosa PRESERVAR LA VIDA.

Si los que conducen automóvil asumieran el hecho de que también ellos son peatones y que a la vuelta de la esquina puede estar un ser querido caminando, al que no quisieran que nadie le haga daño, la vida en las calles sería mucho más amable y lugar de convivencia, no de una lucha fratricida tratando de imponerse por la fuerza del más “poderoso”.

Las cosas empiezan a cambiar, por el dolor y desventura que la violencia vial ha provocado, organizaciones civiles, entre ellas Manu Vive A. C., expertos y legisladores de la república, el 5 de abril de 2022 en La Cámara de Senadores es aprobada la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, la Senadora Patricia Mercado Castro lo recuerda en un mensaje “El gran cambio cultural que a través de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial tiene que reflejarse en un cambio en el presupuesto público; invertir más en la movilidad de todas las personas y menos en la de los autos particulares”.

La Senadora Patricia Mercado C. es la gran impulsora de esta Ley que será para que la sociedad cambie el paradigma “las calles son para los autos” por “las calles son de todos y para todos”

El presupuesto público siempre ha dado prioridad a los propietarios de vehículos motorizados, siendo que el 87% de la población no cuenta con auto propio, por lo tanto los gobiernos están dejando de lado a la mayoría de la población, la calidad del transporte público no está de acuerdo a la demanda ni en calidad ni servicio, las banquetas en mal estado son intransitables para adultos mayores o personas con movilidad limitada, las ciclo vías son escazas y no conectadas, los entornos escolares representan un grave riesgo para alumnas y alumnos, la señalética está enfocada para el automovilista siendo muy escasa para el peatón y algo crucial, la velocidad que se maneja representa un riesgo para la vida del  más vulnerable ya que a más de 30 km/h el cuerpo humano puede recibir graves daños provocados por un vehículo.

El futuro es esperanzador con esta nueva Ley que en realidad es de convivencia.

#NoMasMuertesViales

Ramón Vara Pizzini “papá de Manu”

Secretario de Manu Vive A.C.