RAE da a conocer nuevo acuerdo sobre poner o no acento en solo

Cultura | 09 de Marzo de 2023 | por: La Jornada

El director de la RAE explicó que “hubo una cierta confusión de comunicación pública y en algún momento hubo un tuit que decía que quien en lo sucesivo usara la tilde tendría que justificarlo.

Lo que algunos académicos vaticinaron que sería un pleno “tormentoso”, incluso con “tintes sicilianos”, finalmente se resolvió de una manera “pacífica”. Así lo explicó el director de la Real Academia de la Lengua (RAE), Santiago Muñoz Machado, quien informó que se había decidido cambiar la redacción de la norma sobre la acentuación en el adverbio “sólo” y en los pronombres demostrativos para dejar al criterio del que escribe el añadir o no la tilde en función de la “ambigüedad” que a su entender provoque. Es decir, que acentuar o no esas palabras será una decisión libre y admitida por la RAE del que las escriba.

Al fila de las ocho de la noche, después de un pleno que había despertado un interés mayúsculo en la comunidad de hispano parlantes, finalmente el propio director de la RAE decidió explicar en persona los pormenores del encuentro y sobre todo las medidas que se habían tomado. Y empezó su comparecencia con cierto humor: “El anuncio de un pleno duro y tormentoso no ha dado más de sí, vengo sin ningún apósito. Hemos llegado a una solución pacífica del agrado de todos y hemos tenido un gran pleno”.

Los 41 académicos de la RAE (33 hombres y ocho mujeres) estaban divididos en dos frentes: los “tildistas”, liderados sobre todo por escritores y periodistas como Arturo Pérez Reverte, Luis Mateo Díaz, Pere Gimferrer y Mario Vargas Llosa, entre otros, y los “antitildistas”, que eran sobre todo filólogos y lexicógrafos que estaban liderados por el académico director de la Ortografía y del Diccionario Panhispánico de Dudas, Salvador Gutiérrez. Y en esta ocasión la reunión semanal de esta institución fundada en 1713 y que tiene como encomienda el “velar por la unidad y el buen uso de la lengua española mediante sus actividades, obras y publicaciones”, se centró en la polémica surgida la semana pasada en torno al acento o no en el adverbio “sólo” y en los pronombres demostrativos, como “este, ese o aquel”.

Pero el origen de la disputa o el encontronazo de criterios se remonta al pleno del 2 de marzo del año 2010, cuando se decidió redactar una norma en la que se fijó como criterio unívoco el prescindir de la tilde en esas palabras. Pero esa norma, a pesar de que en un principio era imperativa, decidieron no acatarla muchos escritores y periodistas, incluidos literatos que también son o eran académicos, como fue el caso de Javier Marías. La polémica resurgió la semana pasada, cuando después del pleno se filtró a un medio de comunicación una versión que sostenía que la RAE había decidido eliminar esa norma y volver a la anterior, en la que permitía el uso de la tilde en esas palabras. Después vinieron los desmentidos por parte de la RAE y las tensiones volvieron a aflorar entre los dos frentes.

Ahora, después del pleno de ayer, el director de la RAE explicó que “hubo una cierta confusión de comunicación pública y en algún momento hubo un tuit que decía que quien en lo sucesivo usara la tilde tendría que justificarlo. Eso no lo acordó la Academia en modo alguno”. Además informó que “la nueva redacción de la norma define que es el que escribe quien decide cuándo hay riesgo de ambigüedad sin necesidad de justificación”.

Es decir, que en realidad lo que aprobó el pleno de la RAE fue una modificación de la redacción de la norma, que permite, como ya hacía hasta ahora, la acentuación en caso de ambigüedad, pero la hará aún más explícita y clara. “El problema era quién decide el riesgo de ambigüedad, cuando lo determina el examinador, el que lo escribe tiene mucha inseguridad”, explicó Muñoz Machado, quien insistió en que “no es una modificación de la regla, es una modificación de la redacción de la regla”, con la que ahora el criterio para decidir cuándo es ambigua la palabra dependerá únicamente del que lo escriba. Esta decisión se adoptó en esta ocasión por unanimidad y no por consenso, como había ocurrido en plenos anteriores.