Agujero negro devora estrella

Ciencia y Tecnología | 14 de Octubre de 2020 | por: .

Un equipo de astrónomos ha podido observar los últimos momentos de una estrella devorada por un gigantesco agujero negro

Un telescopio del Observatorio Europeo Austral ha capturado el último destello de una estrella engullida por un agujero negro en un fenómeno nunca antes visto tan cerca de nuestro planeta y conocido como “espaguetificación”.

Una nueva investigación ha capturado ese haz de luz procedente de una estrella en sus últimos momentos de vida, antes de ser completamente devorada por un agujero negro supermasivo.

Este fenómeno, llamado también  "evento de disrupción de la marea", es el más cercano a la Tierra observado hasta ahora, a “solo” 215 millones de años luz.

Esta cercanía ha permitido que haya sido observado como nunca antes. Este tipo de eventos en los cuales una estrella experimenta lo que se conoce como espaguetificación al ser atraída por un agujero negro, resultan poco comunes y no siempre son sencillos de estudiar.

Con el fin de estudiar en detalle lo que sucede el equipo de investigación apuntó al VLT (Very Large Telescope ) y al NTT (New Technology Telescope) de ESO hacia un nuevo destello de luz que tuvo lugar el año pasado cerca de un agujero negro supermasivo

Cuando una estrella vaga demasiado cerca de un agujero negro supermasivo del centro de una galaxia, el tirón gravitacional extremo del agujero negro desgarra a la estrella, arrancándole finas corrientes de material.

A medida que algunas de las finas hebras de materia estelar caen en el agujero negro durante este proceso de espaguetificación, se libera una brillante llamarada de energía que los astrónomos pueden detectar.

Descubrieron que cuando un agujero negro devora una estrella, puede lanzar una poderosa explosión de materia hacia afuera que obstruye nuestra vista.

El descubrimiento fue posible porque el evento de disrupción de marea que el equipo estudió, AT2019qiz, se detectó poco tiempo después de que la estrella fuera destrozada.

Durante 6 meses, la llamarada creció en luminosidad y luego se desvaneció.